Economía “crecería menos de 1%”

Fuente: El País
Efecto peor de la sequía, fin de obras de UPM II y otros factores lo marcan.
La economía uruguaya tendrá un crecimiento menor al previsto hace un par de meses debido al impacto de la sequía que afectó la producción en el segundo trimestre. Esto se desprende del Informe de Política Monetaria del Banco Central (BCU) correspondiente al tercer trimestre, divulgado ayer. “La economía crecería menos de 1% en 2023, recogiendo el impacto negativo de la sequía, el cierre de la refinería, el deterioro de la balanza turística y la finalización de las obras de UPMII”. Es decir, está proyección de un crecimiento que no llegaría al 1% en el año, es menor a la que hasta el momento tiene el MEF (1,3%).
La economía uruguaya tendrá un crecimiento menor al previsto hace un par de meses, debido al impacto de la sequía que afectó la producción en el segundo trimestre.
Esto se desprende del Informe de Política Monetaria del Banco Central (BCU) correspondiente al tercer trimestre, divulgado ayer.
Al enviar la Rendición de Cuentas (a fin de junio pasado) el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) estimó un crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) de 1,3% en 2023 (a la baja respecto al 2% que había proyectado en febrero).
Los datos del segundo trimestre del PIB (que se conocieron a mediados de setiembre) mostraron que la economía uruguaya cayó 2,5% en la medición interanual (mismo trimestre de 2022) y se contrajo 1,4% desestacionalizada (frente al primer trimestre del año).
¿Qué pasó en el tercer trimestre con la economía uruguaya? Los datos del PIB se conocerán a mediados de diciembre, no obstante el Informe de Política Monetaria realizó un análisis con indicadores adelantados.
“De acuerdo a los indicadores de alta frecuencia y los modelos de proyección de corto plazo disponibles, se espera que la actividad se recupere en el tercer trimestre, ante la reversión de los efectos de la sequía y la puesta en producción de la planta de celulosa UPM II”, señaló el informe.
“En lo que respecta al consumo privado, este componente de la demanda seguiría mostrando crecimiento en el tercer trimestre del año. En este sentido, de acuerdo a datos preliminares, las ventas de autos presentan un importante dinamismo en el promedio de julio-agosto desestacionalizado, mientras que el Índice de Confianza del Consumidor se situó en agosto en niveles de moderado optimismo, apuntalado por la intención de compra de bienes durables”, explicó.
“Del lado de las importaciones, se habría mantenido el marcado dinamismo del turismo emisivo, aunque las importaciones de bienes de consumo sin automóviles en términos constantes descenderían algo más de 3% desestacionalizado en el tercer trimestre”, agregó.
El BCU evaluó también que “los indicadores parciales de inversión, las importaciones de bienes de capital mostrarían un leve aumento en la comparación desestacionalizada frente al trimestre previo. En tanto, las importaciones de bienes intermedios sin energéticos mostrarían un leve descenso tras el aumento del segundo trimestre del año”.
Del lado de la oferta, el Central indicó que “a nivel de la industria manufacturera, tanto el Índice de Volumen Físico global como el núcleo industrial (excluye la refinería de Ancap, las plantas de celulosa de UPM y Montes del Plata y la fábrica de concentrados de Pepsi) exhiben una recuperación luego de la caída del segundo trimestre (crecimiento de 2,5% y 2% respectivamente en el promedio de julio-agosto respecto al promedio del segundo trimestre)”.
Con este análisis, más los datos de lo sucedido en el segundo trimestre, el Central estimó que “en el escenario base, la economía crecería menos de 1% en 2023, recogiendo el impacto negativo de la sequía, el cierre de la refinería, el deterioro de la balanza turística y la finalización de las obras de UPM II”. Es decir, está proyección de un crecimiento que no llegaría al 1% en el año, es menor que la que hasta el momento tiene el MEF.
El BCU indicó en el informe que el PIB “luego se expande en torno a 4% promedio anual en el resto del horizonte de política monetaria (es decir en los próximos 24 meses)”.
Según el Central, desde el punto de vista de “los componentes de la demanda, el crecimiento estaría impulsado en 2023 por el consumo privado, al influjo de la recuperación de la masa salarial. Mientras tanto incidiría a la baja el ajuste del gasto público (consumo e inversión) y el menor dinamismo de las exportaciones netas como consecuencia de la sequía y el saldo de la balanza turística”.
Para 2024 “el consumo y la inversión privados se mantendrían como los principales motores de crecimiento, junto a la recuperación de las exportaciones netas, que revierte el shock de la sequía, y la neutralidad del gasto público”, añadió.
En cuanto a la inflación, el informe expresó que “corrige a la baja en el punto de partida y ajusta al alza desde 2024 ante fuertes presiones de la inflación internacional. No obstante, la inflación permanece dentro del rango-meta dentro de todo el horizonte de política monetaria, en un escenario donde la política monetaria se mantiene en fase contractiva y las expectativas reaccionan favorablemente, aunque más lentamente que en el escenario presentado en el informe anterior”.
Esto implica que hasta setiembre de 2025, la inflación (medida en los últimos 12 meses) se mantendrá entre 3% y 6% (el rango-meta) cada uno de los meses.
De todas maneras, el BCU ajustó al alza su estimación de suba de precios al final del horizonte de política monetaria. Así, ahora prevé que la inflación en 12 meses cerrados a setiembre de 2025 se ubicará en 5,7%, cuando en el Informe de Política Monetaria anterior proyectaba que estaría en 5,3%.
En 2023, del lado de la demanda, el PIB estará impulsado por el consumo privado.